No solo el Penacho de Moctezuma: los tesoros prehispánicos que no están en México
Todo ese drama con el Penacho de Moctezuma suene loco, no solo no puede viajar por su estado delicado y frágil, sino que no es raro ver objetos de distintos países y culturas exhibidos en museos de todo el mundo y, aunque definitivamente nos gustaría tenerlos en casa, es una forma en la que el resto del mundo puede apreciar distintas civilizaciones y sus legados históricos (por eso Italia no le pide a Francia que devuelvan a la Mona Lisa).
En 2021, México quiere realizar una gran exhibición con algunas de las piezas más importantes de las culturas prehispánicas, es la fecha en la que se celebran 200 años de independencia y 500 de la conquista de España, y eso nos ha puesto a pensar a todos sobre los demás tesoros que tampoco se encuentran en el país.
Las piezas antiguas de las culturas prehispánicas (muchas se han descubierto debajo e edificios y lugares inesperados) no son solo simples objetos viejos de civilizaciones perdidas, son recuerdos de nuestro pasado y nuestra historia una prueba de la grandeza de nuestros antepasados, y es algo que debe ser compartido, incluso si es en museos lejanos.
En el caso del Penacho de Moctezuma, se dice que fue un regalo del emperador a Hernán Cortés, como una ofrenda de paz para entablar relaciones con los visitantes (que definitivamente realizaron saqueos, pero no es el caso aquí), se dice que pudo haber sido el tocado de un sacerdote, y que Cortés lo llevó de regreso a España, aunque no se sabe exactamente cómo y cuándo llegó a Austria.
El Penacho de Moctezuma siempre ha llamado la atención de los mexicanos, pero no podemos olvidar que no es el único tesoro que actualmente se exhibe fuera del país. Hay muchos otros objetos que puedes encontrar en museos de distintas partes del mundo.
Códice Borbónico
Considerado como una pieza clave para entender el calendario maya, este códice mexica precolombino está hecho en papel de amate y estuvo en España hasta la Guerra de Independencia, después llegó a Francia y llegó a formar parte de la Biblioteca de la Asamblea Nacional de París en 1826.
El códice está formado por cuatro partes: el tonalpohualli, que es un calendario adivinatorio de 260 días, la asociación de los nueve Señores de la Noche, una relación de fiestas de los 18 meses que conformaban el año azteca y las fechas durante un período de 52 años.
Serpiente azteca de dos cabezas
Esta es una de las piezas más famosas que se pueden encontrar en el Museo Británico de Londres. La serpiente fue tallada en madera de cedro y decorada con turquesas y conchas de color rojo.
Es una pieza pectoral que se cree que pudo haber sido utilizada en distintos ritos y ceremonias importantes, ya que los mexicas consideraban que las serpientes eran criaturas que conectaban al mundo de los vivos con el inframundo, el agua y el cielo.
Máscara de Tezcatlipoca
Esta pieza, elaborada en el siglo XV, se trata de un cráneo humano que fue intervenido para convertirlo en un ornamento para la espalda, usando turquesas y piel de ciervo para cubrirlo, los ojos son de pirita pulida con detalles de concha blanca y en la nariz se usaron conchas de color rojo.
Se dice que la máscara, que se encuentra en el Museo Británico de Londres, representaba a Tezcatlipoca, el señor del cielo y de la tierra, y el origen de la felicidad y el poder.
Máscara de Quetzalcóatl
También en el Museo Británico de Londres, la Máscara de Quetzalcóatl es una increíble pieza en honor al dios de la lluvia, Tlaloc. Esta pieza presenta dos serpientes entrelazadas con mosaicos de turquesa colocados sobre una base de madera, y dientes de concha y resina.
La máscara data de entre 1400 y 1521 d.C y se cree que fue otro de los regalos de Moctezuma a Hernán Cortés.
Nican Mopohua
Este documento escrito a manos está considerado como uno de los primeros escritos en los que se registra la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego en 1531. El delicado documento está escrito en náhuatl y se dice que formaba parte de un libro llamado Huei tlamahuiçoltica (El gran suceso). Una de sus copias más antiguas data de 1556 y actualmente se encuentra en la Biblioteca Pública de Nueva York.
Con información de GQ